CUIDADOS A LAS MOLESTIAS MÁS FRECUENTES EN EL EMBARAZO.

• Náuseas y vómitos. Aparecen por la mañana en un  50-70% de los casos, aunque pueden aparecer en cualquier momento del día. Para paliar los vómitos se recomienda consumir algún hidrato de carbono antes de levantarse, una galleta o algo tostado, y realizar ingestas en pequeña cantidad, pero en tomas frecuentes.

• Urgencia y frecuencia en la micción: polaquiuria. Vaciar la vejiga normalmente, no demorar la micción.

• Hipersensibilidad mamaria. Se recomienda utilizar un sujetador adecuado, que no comprima, preferiblemente de algodón.

• Leucorrea (flujo abundante): se recomienda higiene diaria, no realizar lavados vaginales y utilizar ropa interior de algodón, que no comprima.

• Congestión nasal: utilizar suero fisiológico.

• Gingivitis (inflamación de las encías): Una higiene adecuada disminuye el riesgo de caries. Utilizar cepillos suaves.

• Pirosis (ardor de estómago, acidez): Se recomienda hacer comidas de poca cantidad, suaves y fraccionadas. Evitar alimentos grasientos, comidas picantes o muy condimentadas, bebidas con gas, alcohol y tabaco. No se recomienda tumbarse tras las comidas.

• Estreñimiento: Beber abundantes líquidos, dieta equilibrada con un aporte importante de fibra (frutas, verduras, cereales). Realizar ejercicio físico moderado.

• Hemorroides: Evitar el estreñimiento. Aplicar calor húmedo con baños de agua tibia o caliente con la finalidad de relajar el esfínter y así disminuir la inflamación.

• Varices: evitar la obesidad, estar durante largos periodos de pie o sentada. Realizar ejercicios de flexión-rotación de los tobillos, realizar masajes en sentido ascendente para favorecer la circulación y  aplicar duchas de agua fría.

• Lumbalgias: Mantener una correcta postura en las actividades de la vida cotidiana. Utilizar zapatos cómodos, evitando tacones altos.

• Lipotimias (mareos, desmayos): Levantarse poco a poco, evitar movimientos bruscos. Evitar lugares calurosos y aglomeraciones.

• Disnea (dificultad respiratoria): Mantener una postura adecuada, tanto sentada como de pie. Dormir con la cabeza un poco más incorporada que el resto del cuerpo con la ayuda de una almohada.