martes, 18 de febrero de 2014

LA SEXUALIDAD EN EL EMBARAZO.


La sexualidad en la gestación ha sido y continúa siendo tema tabú en nuestra sociedad. Existen muchos mitos e ideas erróneas que se siguen transmitiendo.
La sexualidad nos acompaña a lo largo de todo nuestro ciclo vital. Somos seres sexuados desde que nacemos hasta que morimos, por tanto la gestación forma parte de uno de los acontecimientos más importantes en nuestra vida y no es ajena a ella.
La sexualidad es la energía que nos impulsa a buscar afecto, contacto, placer, ternura, intimidad, comunicación; en definitiva intercambio afectivo. La expresamos mediante nuestros pensamientos, sentimientos, actitudes, acciones, valores, relaciones  y está en constante interacción con factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos.
Por ello es importante tener esto presente, sexualidad no es sólo genitalidad y coito propiamente dicho sino que abarca muchas más dimensiones.
Las relaciones sexuales para las parejas son un modo de sentir placer, comunicación, afecto e intercambio. El embarazo es un momento idóneo para aprender nuevos modos de comunicación.
En la gestación se van a producir cambios físicos, hormonales, psíquicos que van a interferir en cierto modo en las relaciones sexuales.
Durante el primer trimestre es común que la mujer demande mayor afectividad por parte de su pareja y tenga menos interés por las relaciones sexuales debido a cambios hormonales, físicos y estado de ánimo.
Durante el segundo trimestre es más frecuente que la mujer sienta más deseo por las relaciones sexuales, este deseo entre otras cosas es debido a un mayor aporte sanguíneo en la zona pélvica y aumento de lubricación. También existe mayor seguridad por el embarazo y las molestias propias del primer trimestre desaparecen.
En el tercer trimestre puede existir una mayor dificultad, la mujer se siente más cansada e incómoda  y puede que disminuya en cierto modo el interés sexual. La mujer demanda a su pareja seguridad, caricias, afecto. También existe miedo  a que el coito y el orgasmo desencadenen contracciones y se desencadene un parto prematuro. Las investigaciones no apoyan esta idea de incremento de problemas de prematuridad en mujeres de bajo riesgo.
Existen ciertas circunstancias en las que las parejas deben consultar antes de mantener relaciones como son:
-      Antecedente de parto prematuro.
-      Antecedentes o riesgo de aborto espontáneo.
-      Sangrado, contracciones frecuentes.
-      Pérdida de líquido amniótico o sospecha de bolsa rota.
-      Placenta previa de inserción baja que ocluya el cuello uterino.
-      Cérvix incompetente.
Aunque en estos casos se aconseje evitar el coito, es importante consultar cada caso de forma individual y recordar que existen otras formas de expresar nuestra sexualidad no sólo penetración.
Nada nos impide seguir disfrutando de nuestra sexualidad, sólo dependerá de nuestra capacidad afectiva, de nuestro deseo, de la situación emocional en la que nos encontremos, de la imaginación y vivencia de la sexualidad de la pareja.

Ante cualquier duda contacta con tu matrona.

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